Área personal

Aranceles

Julio López 11 Abr 2025

Las opiniones sobre el ministro de asuntos exteriores de Hitler, Ribbentrop eran casi unánimes. Goebbels lo definió con su mala leche habitual: “Es un hombre extraordinario, cuando era niño ya sabía tanto de relaciones exteriores como ahora”.

Parece ser que se ha establecido a modo de Plutarco un sucedáneo de Vidas Paralelas entre Ribbentrop y Trump.

Desde que se popularizaron los sudokus, son una metáfora maravillosa para definir muchas de las políticas económicas que estamos viendo, especialmente en Trump. Lo primero que me llama la atención es ese deseo de volver a la América de después de la IIGM o quizá a la Inglaterra victoriana de Dickens. Una imagen de un pasado mucho mejor mirado desde el sesgo de la nostalgia. El mundo ha evolucionado, pero no así el presidente americano. Es difícil divisar que orden mundial tendremos en la próxima década. Si de algo nos sirve la historia es para confirmar, en un 100% de los casos, que cada vez que se han implementado medidas proteccionistas se ha acabado como mínimo en una recesión, cuando no en una guerra. Las dos guerras mundiales y la depresión de 1930 son los ejemplos más obvios. Lo han sido con tarifas mucho más reducidas que las que se manejan en estos momentos. El otro día me comentaba un amigo que, por primera vez en la historia, tú escribías en las redes “Es un idiota” y el 90% del mundo sabe de quién estás hablando. Ese es también mi punto de vista, pero como saben yo suelo tener alergia a formar parte de un club de socios multitudinario, y estoy intentando buscar los tres pies al gato que pudiera justificar qué genialidad está implementando Trump que se me escapa. Trump, a semejanza de otros líderes mundiales, se comporta más como un reyezuelo medieval que como un presidente elegido cada cuatro años por sus conciudadanos. Los países europeos tenemos una historia de absolutismo que empezó a resquebrajarse con la Revolución Francesa, pero los americanos desde su nacimiento como nación, no han tenido esa figura monárquica y dudo que la estimen mucho. Muchos de los votos de Trump, eran votos anti-Kamala, y si esa gente empieza a ver sus fondos para la jubilación venirse abajo, lo reflejarán tan pronto como en las elecciones del año que viene. A esto hay que añadir que, en Estados Unidos, los parlamentario y senadores no son borregos como en la piel de toro, y pueden hacer frente al presidente si sienten el aliento de sus electores en el cogote. También caerán en la cuenta las seis empresas que llevó a la bancarrota el bueno de Donaldo y empiezan a plantearse si es realmente el gestor que necesitan. Hasta ahora ha despreciado caídas de la bolsa del 15%. Veremos si son del 25 ó el 30%. Pero volvamos a las posibles razones ocultas.

Estados Unidos tiene 37 trillones de deuda, de los que tiene que refinanciar 10 en lo que queda de año. Un verdadero muro de deuda. ¿Puede ser que encaminar la economía a una recesión forme parte de un plan? Obliga a la Reserva Federal a bajar los tipos de interés, los inversores ven los riesgos de deflación y compran bonos como protección a la vez que se baja los tipos de interés de las hipotecas. Cada punto de interés simplemente en esas renovaciones son casi 70.000 millones de dólares de ahorro solo en este año. Suena bien. Pero aquí nos encontramos con la trampa en la que cayó España en el año 2008, a pesar de partir de una deuda sobre PIB de tan solo el 40% y sin déficit presupuestario. Estados Unidos parte de un déficit entre el 6% y el 7% con ¡¡PLENO EMPLEO!! ¿Qué pasa en una recesión? Los ingresos fiscales se despeñan, aumenta más el déficit y se incrementa el gasto gubernamental (rescates, seguros de desempleo, cheques de estímulo). La otra vez se arregló dándole a la impresora de dinero, y ya sabemos cómo acaba tarde o temprano. Lo que hemos visto hasta ahora es un sorprendente hundimiento de los bonos americanos, que han caído un 10% en su plazo a 30 años en una semana, disparando sus costes en 50 puntos básicos. Durante dos décadas había un juego que contentaba a todo el mundo. El consumidor americano vivía por encima de sus posibilidades comprando productos a los chinos. Esos dólares los usaban los chinos para comprar bonos americanos y bajar su coste de financiación. Este artilugio parece haberse roto. Si hay menos déficit comercial, hay menos dólares para invertir en bonos en un momento en que la montaña de renovaciones es de final de Tour de Francia.

La otra razón. Volver a llevar la industria a América. ¿De verdad que los americanos quieren volver a trabajar en fábricas con un paro del 3.8%? Pero bueno, superemos ese obstáculo y hay manadas de gente en colas para trabajar en una acería o en una fábrica de Nike en South Dakota. ¿Qué sueldos se van a pagar por ese tipo de trabajo?  Nike produce a dos dólares la hora de empleado en Vietnam (obviamente el país con mayor déficit comercial en la fórmula de Magia Borrás de Trump). ¿Cuánto costaría cada par de zapatillas en el mercado? En el caso de abrir una nueva fábrica ¿La llenaría de trabajadores o de robots?  Luego, hay que poner las zapatillas en la tienda. Un conductor de UPS gana 145.000 dólares al año. Las zapatillas se venderían en tiendas de Dolce&Gabbana (he ido a ver a Google como se escribe). Otras industrias, las mineras. Hemos leído innumerables reportajes sobre las tierras raras y su importancia para la industria tecnológica, y el dominio que tiene China sobre su producción. La verdad es que no son tan raras. España, sin ir más lejos, está hasta arriba de tierras raras, el problema es que no las queremos extraer. Demasiada toxicidad en su refino. Las regulaciones medio ambientales hacen imposible crear en países occidentales esos puestos de trabajo. El otro día, en el Día de la Liberación, salió un obrero de Detroit recordando cuando era una gran ciudad llena de naves y su padre había trabajado en la misma industria antes. Estamos hablando de esos años 50 cuando el mundo estaba destrozado por la IIGM y USA era el único productor del mundo. Es imposible volver a entonces, y añado yo, que no deberían. La globalización se basaba en salarios bajos en países emergentes con productos finales baratos en occidente. Si eliminamos la primera parte de la ecuación, que cada cual haga sus cálculos de dónde estará la cesta de la compra.

En fin, ya lo explicaba Turgot antes de la Revolución Francesa: “En todas partes los más fuertes han hecho las leyes y han oprimido a los débiles”.

Buena semana, o no…

Julio López Díaz, 11 de abril de 2025

1 Abr 2025
Carlos II
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