Área personal

María Luisa de Parma

Julio López 2 Dic 2016

Para ganarse la voluntad de la reina María Luisa de Parma, esposa del gran Carlos IV, el embajador francés Luciano Bonaparte, hermano de Napoleón, le hacía numerosos regalos. Uno de ellos fue un conjunto de última moda parisina. La reina reunió a las aristócratas madrileñas (la duquesa de Alba, la de Osuna y la condesa de Benavente) para que presenciaran muertas de envidia como le quedaba el modelito. A la hora del té, les comentó que lo luciría delante de todo Madrid en un par de semanas. Doña Cayetana empezó a maquinar un plan diabólico. Nada más abandonar palacio fue corriendo hasta su casa donde encargó a su ecónoma que mandara a alguien inmediatamente a París con el encargo de hacerse con cuatro conjuntos idénticos a los de la reina y que no reparara en gastos. Así, a las dos semanas, mientras que la reina lucía ufana su modelito en una calesa pasando por el Paseo del Prado, se encontró de frente con otra calesa en la que iban cuatro chicas de servicio de la Duquesa de Alba con el mismo traje. Pueden imaginarse la cara abochornada de la reina, que ordenó al cochero la vuelta a palacio inmediatamente.

Pensábamos que el nuevo presidente americano nos iba a sorprender con un nuevo traje revolucionario, nunca visto, pero la realidad es distinta. Marx decía que la historia se repite dos veces, la primera como tragedia y la segunda como farsa. Si miramos los últimos nombramientos de Donald Trump para las distintas carteras ministeriales americanas, podemos pasar del estupor cabreado a la carcajada más sonora. Ayer fue nombrado Secretario del Tesoro americano Steven Mnuchin. Y se preguntarán ¿de dónde viene este caballerete? Los culés dirían que de la Masía, la cantera del Barsa, que en versión financiera es Goldman Sachs. Ya saben, como decía su CEO Lloyd Blankfein, “los encargados de hacer la labor de Dios en la Tierra”. La acción del Banco de Inversión lo celebró con una subida superior al 3% y haciendo nuevo máximo de 8 años. Lo cachondo del tema, es que el hermano americano de los Morancos había ridiculizado todo lo que tenía que ver con Wall Street, diciendo que olía a azufre cada vez que se acercaba por el sur de Manhattan. Es necesario que todo cambie para que las cosas sigan igual. Haremos de nuevo América Grande… para los mismos.

Pero bueno, sigamos con Steven. Me hizo mucha gracia como lo definía la senadora Elizabeth Warren, “Mnuchin es el Forrest Gump de la crisis financiera”. Como Tom Hanks, aparecía en cada acto importante, pero donde se hizo célebre el pajarito fue con la compra de IndyMac en plena crisis financiera de las hipotecas, tras ver en un programa de televisión las colas de la gente para recuperar su dinero. Se alió con Paulson y el filántropo George Soros para darle un pase el año pasado por más del doble, previo cambio de nombre y después de ejecutar más de 36.000 embargos de casas durante ese periodo. Lo que se conoce por estos lares como un fondo buitre. No sé qué estarán pensando ahora mismo los trabajadores de cuello azul de Cincinnati de todo esto. Y lo siguiente es ver qué pasa con la Dodd-Frank Act que separaba las actividades de banca de inversión y banca comercial. ¿Volveremos a la misma situación anterior al crash en todo?

Los mercados americanos de bolsa siguen en máximos y los europeos en su peculiar viaje a ninguna parte. La situación de inversión es cuando menos compleja. Si te hubiesen dado el soplo de cuales iban a ser los resultados de cada uno de los sucesos últimamente acontecidos el día antes, y te hubiera dado tiempo a preparar tu cartera de acuerdo con los mismos, seguramente los papeles de tu cartera replicarían aquellas fotos de los niños alemanes de la República de Weimar empapelando sus casas. Como ya hemos comentado otras veces, los mercados viven en una realidad paralela a la que viven el resto de los mortales en lo que llamamos economía real. Como en el mus, no te vale saber solo cuáles son tus cartas, tienes que saber cómo juegan los contrincantes y la experiencia que tienen. Porque te puedes encontrar enfrente a alguien que sea la primera vez que juegue y te arrasa por ir contra todo lo que tú crees que es la lógica musística. Yo, por ejemplo, me pongo los dodotis si tengo que jugar con una mujer delante y mi índice de fracaso se dispara. Soy incapaz de razonar con ellas en una mesa. En la ecuación de los precios de mercado, de vez en cuando hay que cambiar los inputs. Cosas relevantes en un momento, dejan de tener importancia unas semanas más tarde. Uno de los temas que creo que están cambiando la forma de operar, es la cada vez mayor preponderancia de la utilización de inteligencia artificial. El uso de los datos masivos y el aprendizaje automático van ganando terreno y debemos adaptarnos a esos procesos porque lo que vemos es que cada movimiento se puede estirar más que los anteriores, y que el efecto manada se intensifica al seguir unas máquinas a otras. Eso no quiere decir que existan menos oportunidades para inversores “humanos”, pero sí que debemos aprender a movernos en estas circunstancias y habituarnos a movimientos más bruscos de lo normal y a sentir cómo se disparan los motivos emocionales en el mercado para no quedarse fuera de algunos movimientos. La información se procesa cada vez a una mayor velocidad, hay fondos que operan en función de las noticias que aparecen en Twiter y la capacidad de decisión “fría” se complica. Hay muchos tipos de operativa diferente. No existen sólo las posiciones direccionales, las hay de unas acciones contra otras, de unos países contra otros, de renta fija contra renta variable, de acciones con divisas. Tenemos a los bancos centrales, a las empresas comprando y vendiendo sus propias acciones y más cantidad de dinero en fondos que en ningún otro momento de la historia. La acumulación de activos ha sido un movimiento maravilloso (para los largos, claro) pero tenemos que ver qué pasa si se produce un movimiento contrario, y toda esa falta de profundidad, que obligaba a comprar permanentemente a la oferta, se da la vuelta. Para un fondo de acciones pequeñas es fácil ganar rentabilidad en mercados al alza. Cada nueva entrada de dinero mínima, aumenta el valor total de nuestra cartera al comprar los mismos valores que ya teníamos. El ejercicio que tenemos que hacer para estresar esas carteras es ver el número de días que necesito para deshacerme de un título que ya no me gusta en mi cartera y su consecuencia en el precio. El Net Asset Value del fondo a lo mejor no es el que era.

En fin, me gustaría caminar por la vida con la seguridad con la que las personas mayores cruzan los semáforos en rojo.

Buena semana,

 

Julio López Díaz, 02 de diciembre de 2016

14 Dic 2016
Felipe IV
24 Nov 2016
Ulises de James Joyce
Suscríbete a nuestra newsletter
© 2024 Attitude Gestión, S.G.I.I.C. S.A.