Valle-Inclán
Ramón del Valle Inclán fue citado ante el juez en cierta ocasión con motivo de un alboroto que había armado. Tras declarar su nombre y su oficio, este es el diálogo que mantuvieron:
—Preguntó el juez: ¿Sabe leer y escribir?
—No.
—Me extraña la respuesta.
—Más me extraña a mí la pregunta.
Los mercados también se comportan de forma surrealista. Lo que estamos viendo en los mercados es un reflejo de la preminencia de lo psicológico sobre el análisis concienzudo de los datos. El movimiento pendular es gigantesco, lo que retrata muy bien la consistencia de barro sobre la que construimos nuestro edificio inversor. Parece que la mejor herramienta para lidiar con estos mercados (nada nuevo por otra parte) es el posicionamiento contrario respecto al rebaño de inversores que, como nuestros homónimos bovinos, no somos capaces de ver muchas gammas de colores y solo vemos blanco o negro. El rebote del mercado puede justificarse por motivos variados, pero lo podemos resumir en un posicionamiento muy negativo de sus participantes que ha saltado por los aires. El Eurostoxx 50 ha subido un 20% en apenas un mes. Y como mejor muestra, para ver cómo funciona el campo de juego, nada mejor que recurrir a las encuestas entre inversores. Si miramos las de hace un mes, el sentimiento pesimista era mayoritario. Un mes más tarde, la proporción de optimistas con los precios un 20% más arriba ha subido en un 20%!!! La gente no está tranquila comprando acciones a precios bajos, lo está comprando un 20% más caro. Estas son las sorprendentes reglas del juego. El precio lo marca y justifica todo. Ahora encontramos argumentos para justificar el optimismo desorejado en el que hemos entrado. Argumentos que eran despreciados hace treinta días son los titulares de hoy.
Podemos decir también que el mercado en un momento dado se ha cansado de las malas noticias y ha decidido obviarlas. El botón de lanzamiento de comprar más claro en cualquier mercado es cuando oyes que en tal mercado es imposible estar después de caídas espeluznantes. Lo oímos en China hace veinte días y el rebote ha sido brutal. Es lo que se llama capitulación y es la señal más poderosa para un alcista.
El razonamiento más usado es el de que hemos hecho techo en la inflación. Sin descartarlo, me lleva a realizar las siguientes apreciaciones. En muchos países, todavía seguimos marcando nuevos máximos (Alemania o Gran Bretaña, por ejemplo) y en otros hemos marcado descensos en la interanual (por motivos estacionales, sobre todo) ligeros. Pero cualquier economista de los últimos 100 años se quedaría anonadado viendo que los tipos de interés reales están todavía 350 puntos en negativo en Estados Unidos y más de 800 puntos en Europa). Es como si fuéramos a un dietista: Doctor, estoy en 120 kilos y mi peso ideal es 75. He bajado a 110, ¿cree usted que ya puedo volver a comer donuts? Pues el mercado se está comportando igual. La inflación objetivo de los Bancos centrales está en el 2%, ¡estamos en inflaciones del 8% de media y el mercado ya está pensando en bajadas de tipos!
Me gustaría saber qué dicen en las reuniones mensuales sobre decisiones de tipos los consejeros, y ver como el mercado no les toma mucho en serio. Lo normal es que vean el cielo abierto, y la reacción optimista del mercado les permita operar al paciente con mucho menos cuidado. Para empezar, acelerando la venta de bonos que por pitos o por flautas han estado demorando los últimos dos meses. El ritmo de venta de 95.000 millones de dólares de bonos mensuales se está efectuando al 50% si nos atenemos al tamaño del balance de la FED. El BCE ni ha empezado y el Banco de Inglaterra tuvo que volver a comprar por el estropicio de los fondos de pensiones.
Total, que los espectadores deben seguir preparados para nuevos cambios en la trama, y no descartemos que Jason vuelva a salir del agua cuando estamos plácidos en nuestra barca pensando que todo ha terminado.
Para continuar con el tema de la inflación, en USA bajó al 7.7% desde el 8.2%. Pero si miramos por partidas, vemos como los carburantes subieron un 20% y los alimentos más de un 11%. Las materias primas habían estado cayendo el último trimestre, pero eso parece estar cambiando y eso se reflejará en próximas lecturas. El algodón que había caído un 40% desde agosto, ha subido un 25% en la última semana, el níquel ha subido un 9% o el aluminio un 6%. Viendo el tercer año de La Niña en USA, las cosechas pueden verse afectadas por la sequía y volver a la espiral alcista. Y un dato sorprendente también, es que las expectativas de inflación a largo plazo han subido después del dato subiendo al 5% a corto plazo y del 2.9 al 3% en la inflación a largo plazo.
¿Qué otras cosas han ayudado a las cotizaciones? En primer lugar, los datos de consumo de energía. El otoño benigno que estamos teniendo hace que el consumo de gas esté un 30% por debajo del año pasado, en un momento que además los depósitos están a reventar. El precio del gas se ha estabilizado en torno a los 100 euros después de haber visto los 340 en agosto (cuando hubo las carreras para aprovisionarse de cara al invierno). La luz en Alemania está en los 300 euros después de alcanzar los 1.000 en esas mismas épocas. También hemos visto cómo ha caído de forma abrupta el precio de los fletes de barcos.
Además, vemos una diferencia importante entre encuestas de sentimiento y datos reales. Las encuestas de consumidores hacen bajo tras bajo, mientras que las cifras de empleo siguen presentando cifras robustas. La proporción de vacantes laborales respecto al desempleo en Estados Unidos está en 1.85 veces, frente a una media histórica del 0.7%. Hay muchos más trabajos que trabajadores. Parece que todo el mundo espera que haya crisis, pero nadie la ve en carne propia todavía. Eso me recuerda a las encuestas del CIS, cuando la gente contesta que ve la situación general muy mal, pero cuando contestan sobre si mismos, los datos son mucho mejores.
El dato más claro de lo que ha cambiado en el último año desde el punto de vista macroeconómico, lo tenemos en el dato de la balanza comercial europea. En septiembre del año pasado teníamos un superávit de 6.700 millones de euros. En septiembre de este 2022 nos encontramos con un déficit de 34.400 millones de euros.
La conclusión que podemos sacar de toda esta situación es que los inversores parece que quieren meter los dedos en el costado de las malas noticias, antes de seguir descontando una recesión que parecía inevitable. Lo que tenemos claro es que el próximo movimiento será inexplicable, inmedible y desordenado…
Buena semana,
Julio López Díaz, 17 de noviembre de 2022