Área personal

El Gorrión Supremo.

Julio López Díaz 28 Jun 2016

¡Mira que son cabrones estos de la HBO! Pasan el domingo por la noche el último capítulo de la sexta temporada, en lugar de haberlo hecho el viernes, con anterioridad a la jornada de reflexión. Si lo hubiera visto el líder de Podemos, seguro que se le hubiera iluminado una lucecita. Pablo Iglesias (el Gorrión Supremo), líder del tribunal de los Siete de la Fe, que ya se veía gobernando en Desembarco del Rey, acaba totalmente calcinado por el fuego valyrio dirigido por la Reina Madre Cersei, que iba a ser juzgada por corrupción. Al final del capítulo, la Reina vuelve a sentarse en el Trono de Hierro. Como ven, la realidad siempre es superior a la ficción. El desenlace de las elecciones llevaba grabado tres meses en los estudios y nosotros analizando el hígado de las ocas para descifrar qué querían decir las encuestas.

La semana, como comentábamos en la última epístola, ha sido vertiginosa. Alfred Hitchcock se hubiera vuelto humillado a casa, herido en su ego por el escritor del guión de la película que hemos visto. El mago del suspense pasaría a horario infantil. Las encuestas sobre el Brexit se habían ido dando la vuelta desde el jueves de la semana anterior, y el mismo jueves había casi unanimidad en la victoria del Bremain. A las 12 de la noche, Nigel Farage asumía la derrota en función de las informaciones que le habían transmitido sus amigos de la City (muchos hedge funds habían pagado para elaborar encuestas privadas a pie de urna). Los futuros nocturnos se iban por las nubes. Y de repente a las tres de la madrugada todo cambió, y el resto ya lo han leído en los periódicos. Los análisis están siendo muy diversos, y todavía parece que las cosas no están muy claras de por donde salir. Yo el sábado por la mañana, aproveché que había cierto frescor en la terraza después de regar un poco las plantas (parece que entre ellas están replicando lo de Supervivientes y cada semana hay una nueva baja) e intenté poner por escrito, a la manera de los surrealistas, lo primero que me viniera a la cabeza sobre todo lo vivido en la semana. Como son “prontos” he preferido no retocarlos, aunque alguno de ellos seguramente el super yo los hubiera censurado.

Las economías modernas tienen una tendencia endógena a la inestabilidad. Todo pende siempre de un hilo.

La formación subjetiva de expectativas en nuestro mundo, nos hace pensar en lo heterogéneo que es el pensamiento individual de las personas. Y como cada uno respondemos de forma distinta a los estímulos. También es que las expectativas en muchos casos son las que definen la realidad. Es lo que denominaba Soros como reflexividad, y que muchas veces nos asombra que no lo tengan en cuenta los Bancos Centrales cuando dirigen sus políticas económicas.

De cómo los motores de los mercados (el miedo y la avaricia) nos habían dejado un hermoso fractal en apenas seis sesiones de mercado.

De lo polarizado y “enfrentado” que empieza a estar el mundo (curioso el video que emitió The Guardian de jóvenes ingleses realmente enfadados porque su futuro lo marcaran gente de noventa años que no iban a estar ahí para verlo). Los jóvenes votaron mayormente por la permanencia, la gente de más edad por salir. Las diferencias por regiones (Escocia e Irlanda del Norte permanecer, Gales e Inglaterra salir). Las diferencias ciudad-mundo rural (Londres permanecer). 

El curioso hecho, de que al día siguiente de las votaciones todo el mundo pensara que el voto del Brexit era un voto mal informado, o de gente poco preparada, o de gente cabreada que no era capaz de ver las consecuencias de sus actos.

Casi todos los plebiscitos realizados o teóricos están siempre en el 50%. ¿Esto conlleva que cada seis meses tengamos que volver a consultarnos todos? ¿Qué mayoría debería ser necesaria para realizar cambios políticos drásticos?

Siempre hay una vuelta al tribalismo cuando comienzan los miedos. La protección contra el extraño. Los juegos de balanza de lo que aporto o lo que me llevo. Debería ser obligatoria la asistencia a las Juntas de Vecinos cada seis meses para curarnos de esa enfermedad…

La frustración permanente de los votantes. En Gran Bretaña estaban cabreados los conservadores, los laboristas y los miembros de la Orden de la Jarretera…

Muchas veces pienso que usamos a los políticos como los perfectos chivos expiatorios de todas estas frustraciones, pero la verdad es que es difícil llevarles la contraria en este caso. Un presidente que mete en un berenjenal a su país y por extensión al resto de Europa, para intentar solucionar los problemas de su Corrala, un jefe de la oposición que parece el fantasma de Canterbury, un posible futuro primer ministro cínico y capaz de construir cualquier tipo de historia para justificar sus fines, y un líder nacionalista que no escuchaba los anuncios de tráfico de Stevie Wonder que lo primero que dice es que los argumentos más importantes que habían usado en campaña no podían cumplirse.

Que las encuestas a pie de urna son como las chicas despampanantes que pienso que me sonríen a mí. Seguramente sea yo el que haga la interpretación mal o que no haya visto al jugador de rugby que hay detrás de mí. 

Cada jugador del mercado ve la realidad y el futuro de un modo diferente (luego existen los que aprenden y se adaptan y los que no cambian de opinión nunca) Los resultados de nuestras acciones dependen también de las acciones de los demás. El resultado agregado depende de nuestras expectativas, lo que hace que la incertidumbre se dispare.

Kahneman describía el funcionamiento de la mente humana como la interacción de dos sistemas. El sistema 1 es intuitivo, rápido, no requiere esfuerzo y utiliza la memoria asociativa. Es el que usamos mucho los traders cuando en muchas sesiones de mercado experimentamos un Deja vu pensando que ya hemos visto esa sesión otras veces. El sistema 2 es deductivo, utiliza más tiempo, y requiere más esfuerzo y duda. El sistema primero es muy efectivo para resolver un gran número de problemas, pero puede ser propenso también a cometer errores.

Que ahora que estaba leyendo el libro de Kershaw, “Descenso a los Infiernos” la situación actual me recuerda mucho a los años 30 del siglo pasado tras la Depresión del 29. Y que ojalá me equivoque. De momento no hay persecuciones contra los judíos y los francmasones…

Cualquier tiempo pasado fue mejor para compararlo con ahora. Sobre todo la Edad Media. ¡Ahí sí que se vivía bien! Desde entonces todo ha ido de mal en peor, y la opresión ha campado a sus anchas. ¡Viva el nacionalismo gótico y el imperialismo!

Estamos en un mundo binario cada quince días. No se puede tomar una decisión a más allá de ese tiempo. Siempre hay algo en el futuro inmediato que es fuente de inquietud. En una Europa de veintitantos países, cada quince días hay algún tipo de referéndum, elección municipal, autonómica o nacional. ¿No se podría fijar el mismo calendario para todos los países y evitarnos este vía crucis? El año que viene elecciones en Alemania y Francia con lo que se volverá a parar todo para no perjudicar a los gobiernos.

Sobre la tendencia actual de preguntar a la gente los dirigentes sobre cualquier tema.  En principio parece algo estupendo y democrático, pero ¿la gente quiere eso verdaderamente, o se agota cuando ve que tiene que tomar decisiones? ¿Veremos a la gente preferir un líder fuerte que tome las decisiones por ellos, también como en los años 30?

No sigo. Ya digo que son pensamientos sin cortapisa y que seguramente, como con las poesías de juventud, tacharía en un par de semanas, pero el subconsciente funciona así…

Como decía Nietzsche, “la razón es la causa de que falseemos el testimonio de los sentidos”.





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