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Bobby Fischer

Bobby Fischer

Julio López 10 Nov 2017

Durante la disputa de unas partidas simultáneas de ajedrez, el gran maestro Bobby Fisher le comió la dama a su rival, pero éste volvió a ponerla en el tablero al irse el estadounidense al siguiente tablero. Continuó el juego normalmente y el hombre se vanagloriaba ante los espectadores de que el genio no se había dado cuenta. Siete jugadas más tarde, Fischer volvió a comerle la dama, pero esta vez se la metió en el bolsillo y se la llevó sin mediar palabra.

Durante este año, siempre que teníamos la casi certeza de que empezaba una corrección, al final nos encontramos con la incómoda sensación de que alguien vuelve a poner la dama en el tablero y vuelve a empezar a jugar con ventaja.

2º de la ESO de economía. El precio de cualquier activo se fija allá donde se crucen la demanda con la oferta. De Perogrullo, ¿verdad? A partir de ahí, habría que fijar cuales son los factores que influyen en esa demanda y en esa oferta. Sin embargo, muchas veces nos puede nuestro discurso macro y sale nuestra vena musera, y empezamos a calcular la segunda derivada de las cosas o las implicaciones que tendrán a largo plazo, y si son sostenibles los márgenes de las empresas o si la montaña de deuda no deja de crecer. Sin embargo, el franciscano inglés  Guillermo de Ockham, ya en el siglo XIV tiró por la calle de en medio y definió un principio que se denomina como la navaja de Ockham y que viene a decir que la explicación más sencilla es probablemente la explicación correcta.

Todo el movimiento de subida del precio de los activos financieros o inmobiliarios viene explicado por esto. En el lado de la demanda, todos los bancos centrales del mundo comprando hasta los cromos de los Phoskitos, intervenciones brutales que han llevado a descubrir que la piedra filosofal buscada en la Edad Media, eran realmente los tipos de interés negativos. Tener que pagar intereses por prestar tu dinero. Esto que nos parecía escandaloso, ahora es comúnmente aceptado. Como con la corrupción, te acostumbras a todo lo que digan las mass-media. A los bancos centrales se les unieron muchas empresas que no sabían qué hacer con su dinero y recompraron sus propias acciones, y a rebufo el 1% de los más ricos del mundo que disponen de más dinero que consumo y que en algún sitio lo tienen que meter. Por el lado de la oferta de títulos, la verdad es que hemos tenido unos años con las menores salidas a bolsa de todo el siglo XXI, si lo comparamos con todas las empresas que salieron a finales de los noventa. Este es el relato de los hechos. Otra cosa es que siga sin entender por qué han hecho lo que han hecho los que lo han hecho.

Por eso el discurso  al que nos hemos agarrado desde comienzos de año es que la FED acabaría con las inyecciones de dinero y no sólo eso, sino que empezaría a drenar dinero del mercado, y se irían apagando las luces de la fiesta. Pensábamos que el mercado lo anticiparía y pondría freno a la subida. La realidad está siendo bien distinta, aunque la FED ha subido un par de veces los tipos de interés y va a comenzar a vender bonos, lo está haciendo de forma muy cautelosa y con los tacones clavados en el suelo. Si  a esto le unimos que el resto de los Bancos Centrales han vuelto a esprintar como locos en cuanto han visto el cartel de una meta volante, nos encontramos con una situación invariada. En cuanto el mercado ha corroborado que el BCE iba a ampliar el tiempo de compra de activos, ha vuelto a tener subida tanto de acciones como de bonos. Nuevos mínimos de rentabilidad en bonos basura y todo el mundo en búsqueda de cualquier tipo de activo que le dé un par de pipos.

Sigo sin entender, por ejemplo, porqué la inflación tiene que crecer en todo el mundo al 2%.     ¿Quién cojones ha fijado esa cifra, que todo el mundo repite como un mantra? ¿Es mejor que un 0%? ¿Mejor que un 1%? ¿Mejor que un 3%? No he encontrado a nadie que me lo explique.  Nos hacen creer que tenemos que estar contentos por que suba el precio del petróleo, que suban las materias primas y porque suba el precio de las casas. Ahora el otro mantra que hay en los mercados es las bondades de los recortes de impuestos para el mercado de acciones. No hay ningún estudio empírico que demuestre incremento de la actividad económica con una bajada de impuestos. Claro, que era cuando una bajada de impuestos implicaba menos gasto público a realizar. Si vamos contra un nuevo incremento de déficit y del stock de deuda y no pasa nada, tendré que volver a meter la cabeza debajo del agua. Hacemos con los impuestos lo mismo que hemos hecho con los tipos de interés, traer a valor presente todos los flujos futuros. Ordeñar la vaca pensando que seguirá dando la misma leche mañana, aunque la hayamos dejado en 30 kilos de peso.

El otro pájaro en la mina que me preocupa es el nivel de complacencia del mercado. Estados Unidos lleva desde el día de la elección de Trump sin caer un 3%. El mercado se ha habituado a comprar cualquier ligera caída del mercado. La fuerza de las máquinas y, por qué no decirlo, seguir la estrategia que ha dado dinero. La primera ley del movimiento de Newton, un objeto permanecerá en reposo o con movimiento uniforme rectilíneo a menos que sobre él actúe una fuerza externa. Los que hemos estado esperando algún tipo de corrección para comprar nos hemos equivocado hasta ahora. Sigo pensando que cuando llegue esa “fuerza externa” tendrá un movimiento mucho más fuerte de lo que pensamos, por estar todo el mundo en el mismo barco. Un ratio que me ha convencido mucho para medir esta complacencia es el CAPE/ VIX que puede traducirse por Precio/Preocupación. Ahora mismo está en 3, cuando alcanzó un 1.97 en el año 2000 ó 2.34 en 2007.

Esta semana ha habido los primeros avisos de que algo está cambiando. Empiezan a alzarse voces de peligro de recalentamiento en la economía alemana. Una noticia que me ha parecido curiosa y muy significativa de los efectos secundarios perversos de las extensiones cuantitativas. Nueva Zelanda ha prohibido la venta de casas ya construidas a extranjeros, como medida para prevenir el encarecimiento de la vivienda a los locales. Y el último, y manda huevos, es que el BCE habla de los riesgos de complacencia en los mercados, cuando son una consecuencia de sus propias decisiones. El último tirón del mercado ha venido provocado por las tecnológicas que todos sabemos. Han alcanzado unas capitalizaciones totalmente escandalosas. ¿Cuánto van a tardar algunas voces significativas en quejarse del excesivo poder de estas empresas? Veremos ataques contra ellas ya sea por excesiva cuota de poder y de dominio, o ya por el tema fiscal.

O no… ya decía Calderón de la Barca que vivimos en un mundo triste que al que está vestido viste y al desnudo lo desnuda.


Buena semana,

 

Julio López Díaz, 10 de noviembre de 2017

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